lunes, 22 de enero de 2007

La última misión.


¡Mike... Aquí Charly. Contesta. Cambio...!
¡Mike... Me escuchas. Soy Charly. Contesta. Qué me conteste alguien. Cambio...!
Nada, no se oye nada más que el aspero zumbido de un transmisor mudo. ¡Joder, ha sido un desastre esa incursión! He perdido todo mi pelotón y si Mike no contesta es que ya no está, se ha marchado para el otro barrio. Estoy completamente solo.
Bueno Charly, te han entrenado para este tipo de situaciones, así que vas a salir de esta. No puedo esperar apoyo y aunque agua tengo de sobra gracias a este manantial, comida no hay de donde sacarla y sin algo de comer no resisitiré hasta la llegada de los refuerzos.
La única posibilidad es intentar de nuevo el plan que teníamos, aunque esta vez tendré que hacerlo solo. La idea es conseguir provisiones en la base enemiga, buscar un buen sitio donde hacerse fuertes y esperar a que llegue el resto de la tropa. Tengo pocas posibilidades, pero si me quedo aquí moriré seguro, del otro modo tal vez me maten o tal vez no. Así que vamos para allá. Avanzo todo lo sigilosamente que puedo, tanto que parece que mis pies apenas rozan el suelo. En mi brazo llevo en lo único que ahora puedo confiar, mi rifle AK-47 el mejor rifle de asalto. Sin duda la mejor contribución de los sovieticos a la humanidad o mejor dicho, a la des-humanidad.
Me aferro a él como si me fuera la vida en ello y es que me va en ello y sigo avanzando. Hasta el momento todo va bien y parece tranquilo aunque desconfio de tanta suerte.
A la vuelta de un recodo me detengo. Veo algo. Es un hueco, es la entrada de un bunker. ¡Mierda! Si antes hemos hecho este camino y no estaba o no lo vimos. Tal vez la puerta estuviera cerrada y se nos pasara desapercibido. El caso es que si ahora paso con eso así, es fácil que me descubran.
Veo unos matorrales, se me ocurre una idea, creo que me pueden venir bien. Con el cuchillo y un poco de maña puedo hacerme algo de camuflaje y tal vez lo logre.
Bueno, no me quedan mal las hojas por la cabeza. Ahora tengo que arrastrarme muy despacio. Llego hasta la entrada, oigo ruido en su interior. Avanzo muy lentamente, con la cabeza a la altura del suelo y poco a poco voy consiguiendo tener visión del interior. Sólo veo a una persona, está de espaldas a mí, tecleando en un ordenador. Un sólo disparo del fusil rápido y certero, no creo que lo oigan en la base. No me gusta matar a nadie por la espalda, pero es o él o yo, así que no lo dudo más. Apunto, disparo y salgo corriendo todo lo veloz que me permiten mis piernas. Me pareció oir alguna queja, pero no duró mucho el disparo debía de ser mortal de necesidad.
Sigo corriendo, me voy acercando. De pronto un ruido delante de mí. Me paro en seco y observo. Veo moverse algo, viene para aquí. !Un perro guardian! Había olvidado que merodeaban el campamento enemigo. Viene hecho una furia, ladrando y babeando, tengo que actuar rápido. Saco el cuchillo y según se abalanza hacia mi, con una mano le agarro de una de sus orejas y con la del cuchillo le meto un tajo en el pescuezo. Neutralizado.
Bueno, ya estoy aquí. Avanzo arrastrándome, y logro entrar en el centro de operaciones. Allí está el jefe del puesto, ahora anda descuidado, haciendo no sé que. Veo provisiones cerca de él y me arrastro hasta allí. Con mucha cautela, como una serpiente. Ya casi lo tengo, alargo la mano, lo rozo, lo voy a conseguir...
- ¡Carlos! ¡Qué dejes las patatas fritas, que no van a quedar para los demás!
¡Mierda, me han cazado! Hay que poner en marcha el plan B.
- ¡Jo Maaami! Sólo una.
- ¡Qué no! Entre Miguel y tú las estáis acabando. Cada vez que entráis a la cocina me llevais unas cuantas. A tu hermano acabé mandándole a la tienda del barrio, a por un recado, pero a tí voy terminar dándote una torta.
- Jo, mama. Es que hasta que lleguen los demás me muero de hambre.
- ¡Mamá, mamá! -Vaya, lo que faltaba, mi hermanita y trae a la perra...Hoy se me cae el pelo.- Mira lo que ha hecho este gamberro a la pobre Manchi. Le ha pintado todo el cuello de rojo. No sé con que lo habrá hecho pero la ha dejado hecha un asco.
- Lo hice con este cuchillo de pega. -Les enseñé orgulloso mi cuchillo preferido. De esos de broma que marcan como si cortaran pero sólo pintan.-
Pero a mi hermana no parece que le haya gustado y continua chivándose.
- Tiene todos los grifos del baño abiertos y no sé para que. -Me mira y me apunta con el dedo.-Y te advierto que es la última vez que me tiras con esa mierda que dispara ventosas, qué estaba chateando tranquilamente y me has dado un susto de muerte.
- Esto no es una mierda que tira ventosas, es mi AK-47.
- Sí ya. Y el "Ibiza" de papa es un Ferrari. ¡No te fastidia!
Mama quiso poner paz.
- Bueno niños, ya vale. Venga, ir poniendo la mesa.
- Siempre "Bueno niños" ¡Estoy harta...! Pues ya verás cuando veas lo que ha hecho con tus plantas del pasillo. Las ha cortado y estan todos los cachos tirados por el suelo.
- ¡Este crío tiene el diablo en el cuerpo! ¡Como no le pongas freno a tu imaginación nunca serás una persona formal!
Yo, ante aquella avalancha, hacía lo único que podía hacer en ese momento. Poner en acción la más inocente y enternecedora mirada de niño bueno de la que era capaz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario