domingo, 24 de enero de 2010

La Civilización Perdida

No me puedo creer que lo hayamos conseguido. Después de todos estos años de estudio, de trabajo, de sacrificios, al fin, estamos dentro.
De momento sólo hemos entrado mi ayudante y yo vestidos con unos trajes aislantes y respiración autónoma, mientras el resto del equipo permanece afuera asegurando la entrada y sellándola para evitar posibles contaminaciones. No en vano, somos las primeras personas que acceden a este lugar después de más de 2500 años y toda precaución es poca. Ha sido un milagro que este sitio haya permanecido así enterrado, completamente aislado durante tanto tiempo y más si tenemos en cuenta que estamos hablando de una civilización de la que apenas conocemos nada y son muy escasos los vestigios que han llegado hasta nuestros días. Por esto es de vital importancia mantenerlo en las condiciones que se ha mantenido todos estos siglos para que no se deteriore y podamos hacer un estudio en condiciones. Estoy convencido que nos esperan muchas sorpresas.
- ¡ Vaayaaa.. Esto es enorme ¡
Oigo decir a mi compañero mientras ambos paseamos los haces luminosos de nuestras linternas de luz roja por el recinto.
- Efectivamente y creo que aún había edificios más grandes que este –Contesto alumbrando hacia el techo y descubriendo una alta cúpula sustentada por gruesas columnas.- Resulta admirable la capacidad constructora de estas gentes. Si no me equivoco, estamos en uno de sus templos.
- ¿Cómo es posible que una civilización semejante desapareciera de ese modo, sin dejar rastro, como si se volatilizaran?
- Eso de momento sigue siendo un misterio. – Digo mientras me acerco a una alta puerta abierta en la pared y que parece conducir a otra cámara.- Se piensa que fue una sociedad muy avanzada, poderosa y orgullosa, pero también ambiciosa y destructiva. Tanto que casi exterminaron todo rastro de vida a su alrededor. Seguramente por eso la generaciones posteriores que lograron sobrevivir los despreciaron haciendo desaparecer de la tierra y de su memoria todo vestigio de aquellos hombres que casi los lleva a su destrucción.
Cruzamos la puerta recién descubierta y nos lleva a una pequeña habitación, una especie de capilla donde se ve un altar pegado a la pared y sobre él un gran cuadro que recorremos con nuestra linterna. Parece una escena costumbrista donde se ve un montón de personas en torno a algún acto especial que se celebra en el centro.
- ¡Cielo santo! – Exclama mi ayudante – ¿La escena del centro es lo que parece?
Detengo mi haz de luz para fijarme bien en lo representado y cuando caigo en la cuenta de lo que es, un escalofrío recorre mi espalda. Lo que se puede ver en el centro del cuadro y lo que el resto de la gente parece aplaudir y vitorear, es a una persona semidesnuda sobre una parrilla de metal y puesto sobre un fuego.
- ¡Pero que… ¡ - Acierto a decir.- Están asando viva a una persona. Pero acaso también eran caníbales. De eso no teníamos la mínima noticia.
- Tal vez simplemente lo estuvieran haciendo por diversión. –Replica mi ayudante.- Ahí no parece que nadie se esté comiendo nada.
- Bufff… Pues no sé decirte si eso me tranquliza. – Me doy media vuelta y me dirijo a la salida.- Continuemos viendo el resto.
Nos damos cuenta que existen más de esas habitaciones todas a lo largo de la pared que nos rodea y con cierta aprensión en nuestros corazones iluminamos desde fuera la siguiente que encontramos. Su distribución era exacta a la anterior, con el mismo altar al fondo apoyado en la pared, pero en la parte de arriba, en vez de un cuadro había una estatua, aproximadamente de la mitad de tamaño que una persona real, que representaba a una mujer vestida con una larga túnica que le cubría de la cabeza a los pies y que mantenía una postura implorante con los brazos abierto y la vista dirigida al cielo. En su rostro se veía sufrimiento y de sus ojos parecía se deslizaban unas lágrimas.
- Desde luego… - Comenta mi ayudante.- no es que se vea mucha alegría por aquí. ¿No?.
- Cierto. – No pude por menos que sonreír, aunque aquella figura reflejaba una gran angustia.- Estas habitaciones deben de ser santuarios dedicado cada uno a sus diferentes dioses y donde realizarían sus ritos y sacrificios.
- Indudablemente sacrificios cruentos. –Apostilla.-
- De eso no parece existir duda alguna. Sus dioses parecen ser muy sanguinarios. Posiblemente las religiones tuvieron mucho que ver en su destrucción.
Nos dirigimos a la siguiente cámara y la cosa lejos de mejorar iba empeorando. En ésta, encima del altar, había otro cuadro de unas dimensiones más grandes que el anterior y donde se veía a un hombre atado a un árbol y atravesado por media docena de flechas.
- Brrrr… Empiezo a entender porque se tomaron tantas molestias en hacer desaparecer todo vestigio de esta civilización… si es que se le pueden llamar civilizados. Tuvo que ser una época terrorífica y oscura. . – Digo dándome media vuelta.- Vamos, se me está empezando a poner mal cuerpo.
Mientras retrocedíamos sobre nuestros pasos mi ayudante pregunta:
- Lo que no entiendo, es como una gente de arcos y flechas, barbacoas y mujeres sufriendo tuvieron el poder de destrucción que dicen que poseía.
- No te dejes engañar. – Contesto dirigiéndome hacia el centro del templo.- Aunque sus ritos puedan parecer un tanto arcaicos, su nivel científico y tecnológico estaba muy avanzado. De eso no tenemos ninguna duda. Ten en cuenta que estuvieron a punto de acabar con la raza humana y eso no se consigue a golpe de flechas. Además, algunos hallazgos…
De repente me doy cuenta que estoy hablando solo y que mi ayudante se ha quedado atrás, clavado con la linterna fija en algo que desde donde me encuentro no alcanzo a ver con claridad.
Retrocedo unos pasos y me dirijo hacia él. Alumbro su cara y a través del visor de plástico que nos protege veo su rostro de asombro con los ojos y la boca muy abiertas y entre balbuceos le oigo decir…
- Te… Terribles. Eran unas gentes realmente terribles.
Dirijo mi linterna al lugar donde está mirando y lo que veo me deja petrificado. Debajo de la gran cúpula, en el centro mismo del templo, hay otra escultura. Se trata de una persona totalmente desnuda menos por un pobre taparrabos que oculta sus partes. El cuerpo esta lleno de llagas y heridas y la sangre salpica todo su cuerpo, la figura resulta ser de un realismo tal que por un momento dudo de si no se trata una persona de verdad. Pero lo más escalofriante, es que el pobre desgraciado se encuentra sujeto con clavos en sus pies y sus manos a una gran cruz de madera en cuya parte superior hay un cartel donde se puede leer: "INRI" Tal vez eso fuera el nombre de aquel desdichado.
- Tremendo ¿Verdad?- Dice mi ayudante.- Que sitio más horrible tuvo que ser este. Hasta su nombre suena extraño. Catedral creo que los llamaban. ¿No?
- Efectivamente. –Contesto sin poder apartar mi mirada de la truculenta escena representada.- Sin duda fue una suerte que desaparecieran. Se denominaban así mismos "La cultura del siglo XXI "-No puedo evitar sonreír con cierta sorna.- Menuda una cultura de mierda.


Pistas...

>

>

>

>

>

>

>

>


>

>

Martirio San Lorenzo.

Una Virgen cualquiera


Martirio San Sebastián.

Cristo.