jueves, 18 de enero de 2007

Cena de Nochebuena

Otro año más que pasaré la nochebuena solo. No es que me importe demasiado, nunca he sido amigo de estas forzadas reuniones familiares donde te acaba doliendo la cara de mantener una sonrisa que no sientes durante todo el tiempo. Lo que me molesta es que hay pocas posibilidades de hacer nada y cuando no tengo claro que hacer, siempre termino haciendo lo mismo. Intento no caer en ello. Cada vez que lo hago, siempre elevo serios juramentos que esa será la última vez, que eso no está bien. Pero mi palabra, al igual que mi carne son débiles así que, con un periódico bajo el brazo, entro en el primer bar abierto que encuentro.
El bar está desierto, sólo un aburrido camarero mira la tele y me presta la atención justa para servirme un whisky que le pido, es el tercero en un par de horas . Ya en una mesa y mientras hago tintinear el hielo en la copa, abro el periódico por la sección de contactos y me dispongo a buscar.
A ver que encuentro por aquí, "Mulata exuberante, griego, francés..." No, esto no, sigamos, "Travesti jovencita, beso negro..." esto tampoco, veamos, "Tres guapas estudiantes en apartamento particular..." Muy tentador pero no es lo que busco. "Dos muchachitos exóticos, muy jóvenes, un par de auténticas fierecillas. Servicio especial nochebuena. Horario: exclusivamente hoy de 21.30 a 23.00". ¡Esto suena bastante bien! Puede que sea lo que estoy buscando. Son las nueve, así que la hora es perfecta.
Llamo desde el teléfono del bar, no me gusta usar mi móvil para este tipo de cosas. Con la boca seca de los nervios y el corazón acelerado marco el número que viene en el anuncio.
- Diga. -Es una voz de una mujer, suena muy sensual.-


- Hola, llamaba por lo del anuncio en el periódico.

- Si claro. Pero quería hacerle notar, si se ha fijado usted en el horario. Estrictamente es sólo durante esas horas ¿Le viene a usted bien? -Sensual y además muy educada.-

- Si, no hay problema con eso pero es que yo, lo que quería saber, es si son realmente jóvenes... A mi lo que me gusta, es que sean muy, muy jóvenes, cuanto más mejor. Usted ya me entiende, ¿Verdad?
- Claro que le entiendo caballero, pero sobre ese tema no me gusta dar demasiados detalles por teléfono, aunque puedo decirle, que son prácticamente dos cachorritos... si eso le orienta en algo.
- Si... si, creo que es lo que estoy buscando. Haga el favor de darme la dirección. A las nueve y media en punto me planto ahí.
Bueno, ya estoy aquí. La casa es antigua, con una fachada clásica de tres plantas donde sobresalen media docena de balcones de forja. La puerta, tan vieja como la casa, es de madera , alta y de doble hoja con una de esas aldabas de hierro que son un puño que sujeta una bola.

La única señal que veo de que esa casa está viva es un portero automático, claramente mucho posterior al resto de la casa, en donde una luz alumbra un único botón. Tomo aire y lo pulso.

- ¿Sí? -Aunque distorsionada por el altavoz, enseguida reconocí la voz como la de la mujer del teléfono.-

- Si, buenas noches. Creo que acabo de estar hablando con usted y...
Suena un zumbido eléctrico y oigo el chasquido del pestillo que salta. Empujo la puerta, está oscuro y no se muy bien por donde ir. Arriba escucho el sonido de una puerta que se abre y una luz que sale me enseña una escalera de madera.
Llego al primer piso y allí, esperándome junto a la puerta abierta, veo a una espectacular mujer que me atrevería asegurar rondaría la cincuentena, pero que no había perdido un ápice de su hermosura. Va con ropa interior negra, liguero y lleva una bata de gasa transparente que deja ver su espectacular silueta.
- Buenas noches caballero, pase, haga usted el favor.
Entré. La casa era de madera, de altos techos y pasillos estrechos y aunque se veía toda renovada y los muebles eran modernos, persistía el tufillo a vejez del edificio.

-Usted llamó porque quería pasar la nochebuena con mis chicos, ¿no?

-Si, así es.

-¿Y cómo es que no pasa esta noche en familia? Si me permite preguntárselo.

-Bueno, baste decir, que si usted cree que yo soy malo, le puedo jurar que mi familia lo son cien veces más. Del primero al último. -El agrio sabor del rencor me subió a la garganta.-

-Vaya, lo lamento. Me llamó usted desde un teléfono publico, ¿Verdad?

-Pues si... Pero ya me estoy cansando de este interrogatorio. ¿A qué viene tanta pregunta?

-Disculpe. Tiene usted toda la razón. Cuando llamó, escuché el "clink" metálico de la moneda al caer y me extrañó, todo el mundo usa móvil y ... En fin, que veo que es un caballero muy discreto y eso está bien, pero que muy bien.

Su voz, sus rojos labios, su silueta entre la gasa. A esa mujer le perdonaría todo pero ella no era la razón de que yo estuviera ahí.

-Vale, ahora me toca a mi hacer preguntas. Que edad tienen sus chicos.

-Pues siete años y precisamente hoy es su cumpleaños y seguro que les encantará celebrarlo con usted.

-Perfecto, adoro los niños de esa edad. ¿Y cuanto me va a costar?

-Servicio normal 120 euros y luego, si lo desea... bueno, no sé si a usted le gusta las cosas un poco especiales.

-Qué quiere decir con especiales.

-Me refiero a un servicio con sado suave... -Se acercó hacia mí hasta notar el contacto de sus pechos.- Yo le ato a unas cadenas y mis niños se ocupan de comérselo todo.

El plan no puede ser mejor además, la manera como me lo ha dicho, la proximidad, así tan suave, como en un susurro, sintiendo su aliento en mi oreja.

-¡Venga, venga! -Retrocedí un paso, estaba empezando a tener una erección.- No me importa lo que cueste.

-Entonces haga el favor de venir por aquí.

Entramos en una habitación grande y sin decoración alguna. Tan solo en el centro dos cadenas con grilletes colgaban del techo.
Me dice que me vaya desnudando y así lo hago. Me sujeta a los grilletes y en esa postura, medio colgado, desnudo e indefenso ella empieza a recorrerme todo el cuerpo con sus largas y puntiagudas uñas. El escalofrío que empieza a recorrer mi cuerpo me hace gemir de placer mientras sigue arañándome dulcemente por los hombros, la espalda, el pecho, las nalgas, el pene cuya erección era ya total. En mi miembro se detuvo un rato, recorriéndomelo abajo y arriba y yo me retorcía de placer pero quería a los niños. Deseaba a esos críos.

-Trae a tus chicos.-

En ese momento, siento un punzante dolor en la ingle y un líquido tibio empieza a resbalar por la pierna. ¡Es mi sangre!

-Pero... ¿Qué me has hecho? –Intento mirar pero no veo bien, creo que me ha cortado a la altura de la ingle.

-Nada, ya te dije, un poco de sado suave. -Me enseñó su dedo pulgar y vi que la uña de ese dedo era metálica y afilada como una navaja.- No te vayas, voy a por mis criaturitas.

No me ha gustado, se me ha ido la excitación y estoy empezando a tener frío. Me siento demasiado indefenso. Sigo sin poder verme la herida pero noto como sigue saliendo sangre. Espero que los chicos merezcan la pena. Creo que hay vienen. Sí. Se abre la puerta. Entra ella, viene tirando de una cadena... pero ¿Qué es lo que viene con ella?

-Te presento a mis niños. ¿No son una monada?

-¡Cielo santo,! ¡Si son dos leones!

-Efectivamente. Este es Kumba y este Kira. -Me los presentó mientras que aquellas uñas ahora acariciaban el lomo de los dos felinos.- Más exóticos no pueden ser, ¿Verdad? Cómo ponía en el anuncio

-¡Estás loca! ¿Y que pretendes hacer?

-Ya te dije que hoy es su cumpleaños. Cumplen un añito, que más o menos en edad humana son siete ¿No? Lo que te había dicho, un par de cachorritos adorables.

Esos "cachorritos" tienen una zarpa más grande que mi cara. Dios mío, tengo que irme.

-¡Suéltame déjame marchar! -Forcejeé pero los grilletes se clavaban en mis muñecas produciéndome un lacerante dolor.-

-No puedo dejarte ir, prometí a mis niños una exquisita cena de nochebuena y tú vas a ser esa cena. Hoy es su bautismo en sangre humana.

-¡Estás locaaaa! Déjame ir, me echaran de menos, me buscarán. Esto es un asesinato.

-¿Qué te buscarán? No lo creo, un tipejo como tú que en nochebuena no tiene a nadie y se entretiene en este tipo de cosas no le importa un pimiento al mundo. Además, hay otra cosa, no llamaste desde el móvil y no creo que le hayas contado a nadie donde venías... ¿O si? Es decir, no hay ningún rastro tuyo. Y el cuerpo... ejem... como comprenderás, del cuerpo mucho no va a quedar.

Esta mujer está loca. Está hablando en serio, voy a ser la cena de esos gatos gigantes. Mi aterrada mente sólo acertaba a enviar gritos a mi garganta.

-¡Socorroooo! ¡Ayuuudaaaa!

-Puedes gritar lo que quieras, nadie puede escucharte. Además, ¿No es este es el servicio que buscabas?. Te lo van a comer todo, todo. Míralos, ya se están poniendo nerviosos, se están relamiendo, les está llegando el olor de tu sangre. Así que creo que lo más acertado es que os deje a solas.... Feliz cumpleaños y feliz navidad, mis niños. Buen provecho.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

1 comentario:

  1. Uff! vaya tela!, jajaja la paisana, cómo se las gasta!, menuda felina está hecha!, la trama está estupendamente conseguida, la sorpresa ha ido in crecendo exponencialmente. Genial...
    Y al malo de la historia se le ha quitado el atroz vicio de por siempre, glups!

    Un zarpazo! Yolanda

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