jueves, 18 de octubre de 2007

Un Día Perfecto.

-¡Felicidades Sonia, cariño...¡

Levantarte, entrar en la cocina y ser esas las primeras palabras que oyes por la mañana, no es una mala manera de empezar el día. Y hoy tengo el presentimiento de que este va a ser un día perfecto.

-Gracias Mamá.

-Tienes los 24 años más bonitos que he visto en mi vida.- me dice mientras que con sus manos agarra con ternura mi cara y me da un beso con todo el cariño del que es capaz.-

-Gracias mamá. Te quiero... Pero tengo que marcharme zumbando o llegaré tarde.

Sin sentarme siquiera y a toda prisa, me tomo un zumo de naranja y un café solo mientras veo que mi madre me señala, con un gesto de resignación, el opíparo desayuno que me ha preparado y que ocupa toda la mesa. La visión de tanta comida a esas horas de la mañana me produce vértigo, así que termino el café de un trago, le doy las gracias con un fuerte abrazo, otro beso más y salgo corriendo por el pasillo.

-Llámame cuando acabes, quiero saber como te ha ido tu primer día.

Oigo que me grita desde la cocina cuando yo ya estoy saliendo por la puerta.

Salgo a la calle dispuesta a merendarme mi primer día... el tono de la mañana es algo gris, amenaza lluvia pero a mi me da la sensación de que todo resplandece con gran fuerza.

Hoy empiezo a trabajar en lo que más me gusta, la investigación, más concretamente la investigación oncológica. El cáncer se llevó a mi padre y desde entonces, la meta de mi vida, es derrotar aquello que tanto daño nos hizo a mi madre y a mí. Estoy dispuesta a arrinconar a esa puta enfermedad y para ello me he preparado concienzudamente y le he dedicado mi vida. Han sido unos años muy duros, mi madre ha tenido que hacer grandes sacrificios, no somos ricos ni mucho menos y yo he tenido que compaginar mis estudios con algunos trabajillos temporales. Han sido años de mucho esfuerzo pero estoy convencida de que van a merecer la pena. Algo en mi interior me dice que voy a ser capaz de hacer grandes cosas, estoy segura. Por algo he sido la alumna más destacada de mi promoción y modestia aparte, los dos laboratorios más importantes de Madrid se han dado de tortas por contratarme.

!!Me siento capaz de todo¡¡

¡Joder¡ Capaz de todo menos de llegar a tiempo. Que tarde se ha hecho... tengo que darme prisa...

Bueno, ya estoy en la estación. Menos mal que el tren viene un poco retrasado, sino no hubiera llegado a tiempo, lo habría perdido y hubiera llegado tarde mi primer día. Que suerte. No hay duda, hoy no puede salir nada mal, hoy va a ser un “día perfecto”.

Ya está aquí. Se abre la puerta. Uff, que de gente hay hoy… bueno, hoy y siempre.

No hay sitios libres aunque me da igual, estoy demasiado excitada como para sentarme. Aquí estaré bien, me agarraré a esta barra, el trayecto es corto, menos de diez minutos y bien puedo aguantar de pie.

Creo que la gente me mira. Debe ser por la sonrisa de oreja a oreja que llevo puesta desde esta mañana y de la que no puedo, ni quiero, deshacerme.

¡Y esta noche... La gran cita! He quedado con Juan, en realidad me ha invitado él, por lo de mi cumpleaños y espero que sea por algo más. Me ha llegado un chismorreo, de una fuente bastante fiable, que me ha dicho que me tiene preparado algo especial. Me han contado que se ha gastado un montón de pasta en un regalo para mí, en una joyería y que es algo redondo… “Blanco y en botella….”.

Tendré que ir preparando mi mejor expresión de asombro… “Oh, cariño, no me lo esperaba…” “No sé que decir…” ¡Claro que sé lo que le voy a decir! Y le diré que sí, por supuesto, estoy coladita por él. Creo que lo ideal sería tener la parejita, ¿verdad?

Joder...¡ Si no estuviera rodeada de tanta gente me pondría a gritar y a brincar como una loca, y puede que aún lo haga, porque no sé si podré aguantarme.

¡Dios... Dios...! Es increíble.... Jamás pensé que se pudiera sentir tanta felici................................

De pronto, un intensa luz seguida de un gran calor. Después llegó el dolor y luego… la nada y el silencio.

Aquel 11 de Marzo de 2004 no fue un “día perfecto” para ninguno de los que, aquella mañana, estaban en la estación de Atocha. Tampoco lo fue para los que no estaban y para los que nunca más volverá a existir otro “día perfecto”. Como Juan, el novio de Sonia que no supo encajar el golpe y lo llevó bastante mal. Buscó refugio en el alcohol, las drogas y en las malas compañías, ahora es sero-positivo. Se rehizo y consiguió enderezar medianamente su vida tras pasar una temporada por el infierno. El estigma de aquel día lo marcó para siempre.

La madre de Sonia quedó completamente sola y murió unos cuantos meses después, tenía 49 años. Estuvo dos semanas muerta sobre el sofá, en el salón de su casa, sentada al lado del teléfono, hasta que la encontraron. Nunca aceptó la muerte de su hija y cuentan que seguía esperando que Sonia la llamara y le contara como había sido aquel primer día.

La autopsia dictaminó que la causa de la muerte fue una parada cardio-respiratoria. Pero todos los vecinos coincidieron en decir lo mismo: “A la mujer lo que le mató fue la soledad y la tristeza.”

NOTA: Todos los personajes de esta historia son fruto de mi imaginación y cualquier parecido con la realidad… es muy posible que exista.

2 comentarios:

  1. Sobrecogedor tributo a uno de los días más tristes de la historia.

    ResponderEliminar
  2. Hola Somnius:
    Muchas gracias por todos tus comentarios y gracias por leerme.

    Un saludo.

    ResponderEliminar