jueves, 9 de junio de 2011

¿Crisis? ¿Qué Crisis?

Falta poco para que amanezca y apenas ha podido pegar ojo en toda la noche. Lleva ya un buen rato así, acostado boca arriba en silencio y con la mirada puesta en el oscuro techo. Está intranquilo, el día que está a punto de comenzar es muy importante para él y teme y desea a partes iguales que el sol anuncie su llegada. Si aún permanece echado y no se ha levantado es porque piensa que necesita, a pesar de la falta de sueño, estar lo más descansado posible y porque le gusta sentir la pausada respiración de ella acostada a su lado. Escuchar su tranquila cadencia le relaja y además le ayuda a recordar el motivo y principal razón de por qué mañana tiene que salir todo perfectamente. No es sólo por él, por su necesidad de confianza y de sentirse realizado, es sobre todo por ella y por los niños que, sin apenas darse cuenta, se han convertido en lo más importante de su vida. Y últimamente, él lo sabe, les está fallando. Están atravesando una mala racha. Los proyectos no salen como uno piensa, los recursos son cada vez más escasos y las cosas están cada día más difíciles. Ya han tenido que mudarse de sitio en dos ocasiones en poco tiempo y la falta de resultados está acabando con todo lo que poseen y con todas sus reservas. La crisis por la que atraviesan está en su peor momento y están a un solo paso de empezar a pasar hambre, hambre de verdad. Por todo esto la reunión de mañana es tan importante para él. Para él y para todos los demás que asistirán y que sufren una situación parecida a la suya.
Una luz tímida empieza a colarse por las rendijas y el techo antes oscuro empieza a ser visible. Comienza a amanecer y cree que ya es hora de levantarse. Lo hace con cuidado, en silencio, no quiere molestarla. Se viste despacio y para desayunar come algo de lo poco que sobró de la cena de anoche, no quiere hacer ruido preparando nada y además tampoco hay para mucho más. Prepara todas las cosas que tiene que llevar y las repasa mentalmente una y otra vez, no quiere olvidarse nada. Con todo dispuesto se dirige a la salida y pasa por delante de donde los niños duermen. Por las mañanas siempre refresca así que se acerca, los arropa y con una tierna mirada cargada de esperanza se despide de ellos. Espera no fallarles.

Al fin sale al exterior y los tibios rayos de un joven sol dan en su rostro. Este sería un buen lugar para establecerse definitivamente –Piensa.- Está bien situado y el clima es suave, seguro que se viviría bien aquí. Suspira profundamente. Un buen sitio donde poder vivir dignamente él y los suyos, no pide más, y además está convencido de que esto no es mucho pedir.
Levanta la mano para hacer visera con los rayos del sol y ve al resto de grupo que ya esperan a unos pocos pasos delante de él.


NOTA: Tal vez haya sido un poco ambiguo con el contexto de la historia y no sé muy bien que es lo que habrá imaginado el lector. Sin embargo, esta es simplemente la historia de una ser humano cualquiera y el dónde, cómo y cuándo no tiene importancia.

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